El monasterio de San Lorenzo de El Escorial, cuatro siglos de historia y cultura

En estos días de incipiente primavera he tenido la suerte de realizar un magnífico curso en el monasterio de El Escorial sobre su historia y patrimonio cultural y artístico, pudiendo realizar numerosas visitas, con calma, a las distintas áreas de este increíble proyecto de Felipe II realizado en apenas 20 años (1563-1584). También hemos podido contemplar y recorrer algunas de las zonas privadas del mismo, como la sacristía o el convento (refectorio, zona residencial de los monjes) y entender mucho mejor el inmenso programa decorativo del complejo escurialense(con notable presencia de genios como Tiziano,Rafael, El Bosco, Leoni y sus bronces, el cristo de Cellini, Jordán, Coello..)

 Además, escuchando sus órganos del XVI y contemplando las reliquias, tan admiradas por el rey, sentándonos en el coro donde al propio rey le gustaba ocultarse y admirar el canto de los jerónimos (hoy agustinos), descubriendo los tesoros de su biblioteca, dirigida en origen por el humanista Arias Montano, todos estas actividades y visitas han contribuido a tener una visión global de este maravilloso espacio,panteón, convento, residencia real, símbolo, museo, basílica,colegio y muchas cosas más, todo ello es El Escorial, pero sobre todo es un espacio integrado en la sierra de Guadarrama, a la que contribuyó sin duda a desarrollar y proteger (bosque de la herrería), y en un territorio, Castilla, desde la que se gobernaba el mundo en los inicios de la edad moderna, en plena expansión europea, crisis de religión y en el contexto de la reforma y la contrarreforma trentina. Es en ese momento cuando se inicia su construcción y el simbolismo renacentista se mezclará con el manierismo y el barroco (frescos) o con las decoraciones posteriores del XVII (palacio borbónico).

Pasear por sus jardines y acceder a este espacio por la inmensa lonja, contemplando Madrid, la villa y corte a lo lejos, ha sido de lo más evocador e intenso. Nunca valoraremos lo suficiente el patrimonio ni lo cuidaremos lo bastante, pero al menos, admirándolo y difundiéndolo lo preservaremos hasta las siguientes generaciones.